Este lugar era llamado en aquellos tiempos barrio de los catrines porque la gente adinerada de todas partes de México construía sus denominadas “quintas” de verano para que sus visitas llegadas principalmente de Europa pasaran unos días de descanso.

Y es en ese escenario donde cuenta la leyenda que se veía por la zona a dos hermanitos muy queridos y conocidos siempre juntos de aproximadamente 6 y 7 años; eran los hijos de un caballerango que trabajaba en el rancho del entonces gobernador de Puebla Máximino Ávila Camacho. Un día lluvioso los pequeños e inseparables hermanos, salieron de casa para dirigirse a la escuela, sin embargo, al caer la tarde sus padres no los vieron regresar. Inmediatamente los padres con la ayuda de otros lugareños del barrio de Xonaca buscaron a los pequeños sin conseguir éxito alguno, por lo que dedujeron que habían caído en un pozo cercano a la casa del general Ávila Camacho sin embargo nunca fueron encontrados.

Cuentan que desde ere entonces la fuente fue construida por ordenes del genera de este tiempo en honor a los hermanos
Desde entonces hay mucho relatos de estos inseparables hermano, algunos dicen que las figuras cobran vida por las noches que todavía se escuchan las voces, risas y los juegos de los pequeños, sea verdad o mentira el relato, no cabe duda, que esta historia le sigue dando vida a la fuente de los muñecos. Actualmente la podemos ver algo descuidada, incluso al pequeño le falta parte del brazo y la sombrilla que los cubría de la lluvia.
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