jueves, 22 de septiembre de 2016

                                                                                            Las Cemitas 

La Cemita poblana tiene historia propia; es hermana de la torta (inglesa), prima cercana del pambazo (francés), parienta lejana del pastel y del emparedado o sándwich (ambos de origen inglés), y precursora histórica de las tortas gigantes que hoy se venden en gran parte de la República Mexicana

Pero la ascendencia directa de la cemita es eminentemente ibérica e hija de dos variedades de pan que durante la Colonia eran entregadas en tributo a la Corona Española por la ciudad de Puebla: un bizcocho de sal, que era largo y duro; y unos panecillos o galletas huecas muy parecidas al pambazo francés, que posteriormente se difundió durante la intervención militar francesa contra México (1863-1867).
Ambos panes, elaborados especialmente para conservarse y ser consumidos en los largos viajes de navegación a España y Filipinas, podían durar de cuatro a ocho meses. Se hacían con distintas clases de harina provenientes de Atlixco, desde entonces el "Granero de México", municipio que junto con Puebla, San Martín Texmelucan, Cholula e Izúcar de Matamoros conserva la tradición de la cemita.

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